La doctora Rosemary Fowler, ahora con 98 años, recibió finalmente un doctorado honorario de la Universidad de Bristol, un honor vinculado a un descubrimiento importante realizado en 1948.
En ese año, un grupo de físicos de la Universidad de Bristol, bajo la dirección del profesor Cecil Powell, estaba en busca de nuevas partículas elementales en el cosmos. Entre los miembros del equipo se encontraba Rosemary Fowler, en ese entonces una joven doctoranda de apenas 22 años. Durante sus investigaciones, el equipo detectó los piones, lo que llevó a Cecil Powell a ganar el Premio Nobel de Física en 1950.
Los piones, junto con otras partículas elementales, son componentes fundamentales que constituyen la materia, menores que los átomos y formados por neutrones, protones y electrones. En este contexto, el descubrimiento de Fowler fue la identificación de una nueva partícula, el kaón. Esta partícula no es elemental, sino un agrupamiento de mesones compuestos por pares de quarks con cargas opuestas.
Fowler reveló que, al identificar el kaón, sintió de inmediato que estaba ante un descubrimiento significativo. Esta contribución fue crucial para la evolución de la teoría de la física de partículas y ayudó a predecir el bosón de Higgs, esencial para explicar la masa de las partículas.
La noticia del descubrimiento fue compartida con su colega Peter Fowler, y aunque el trabajo de Rosemary fue fundamental para el Nobel de Powell, su carrera académica se vio interrumpida para dedicarse a la familia, permitiendo el ascenso de Peter como un renombrado naturalista.
Rosemary Fowler, nacida en 1926 en Suffolk, Inglaterra, era hija de un ingeniero de la Marina Real. Desde temprana edad, mostró prodigiosas habilidades en matemáticas y ciencias, superando las dificultades en la redacción y destacándose como una de las primeras mujeres en obtener un diploma en Física en la Universidad de Bristol. Se casó con Peter Fowler en 1949, firmando los artículos de investigación bajo su nombre de soltera, Rosemary Brown.
Después de décadas dedicadas a su familia, Rosemary fue reconocida con un doctorado honorario, un premio que se celebró en una ceremonia privada con sus hijos, nietos y bisnietos, muchos de los cuales son científicos. Su hija Mary expresó la alegría por el logro, reflexionando sobre cómo la física era un tema común en la mesa familiar.
En su ceremonia de doctorado, la ahora Dra. Rosemary Fowler expresó humildemente que no creía haber hecho algo extraordinario para merecer tal reconocimiento, pero aceptó el título con gratitud, celebrando el hito de finalmente convertirse en una doctora formada.