Durante los Juegos de Tokio en 2021, Japón conquistó medallas en tres de las cuatro modalidades de skate, tanto en street como en park, en categorías masculinas y femeninas. De las seis medallistas femeninas, cuatro eran japonesas.
El rendimiento en los Juegos Olímpicos de París sigue la misma tendencia: en la categoría street, que incluye atletas como Rayssa Leal y Kelvin Hoefler, la mitad de las medallas fueron para Japón, un país donde andar en skate en las calles está prohibido. ¿Cómo, entonces, un país con tales restricciones logró convertirse en una referencia mundial en el deporte?
La respuesta está en una combinación de factores históricos y sociales.
El ascenso del skate
Japón tiene una población de 125 millones de habitantes resultando en una escasez de espacios públicos. Así, andar en skate en las calles se considera peligroso e indeseado. Este escenario ha dado lugar a la ausencia de una escena local del deporte. Sin embargo, la globalización y la internet han permitido que el skate se popularice entre los jóvenes. Yuto Horigome, ahora bicampeón olímpico, comenzó su trayectoria viendo videos de skaters estadounidenses en YouTube.
Hayakawa Daisuke, un veterano entrenador de skate en Japón, cree que Horigome es producto de una generación con grandes aspiraciones, distinta a la antigua escena de skate japonesa. La exposición a contenidos internacionales en las redes sociales inspiró a estos jóvenes a soñar en grande y a destacarse tanto dentro como fuera del país.
Entrenamiento desde la infancia
El skate nació en las calles de California en los años 1950 como un movimiento contracultural urbano. El método tradicional de aprender a andar en skate es, generalmente, en las calles. En Japón, sin embargo, la mayoría de los skaters comienzan en parques. Aunque esta práctica no esté institucionalizada, los jóvenes aprenden las habilidades básicas desde temprano, de manera estructurada. Niall Neeson, de World Skate, destaca que este enfoque diferenciado contribuye al desarrollo de una generación de skaters disciplinados y metódicos, en contraste con la imagen rebelde asociada a practicantes de otros países.
El ambiente de entrenamiento en Japón se describe como saludable y colaborativo. Los atletas a menudo intercambian consejos y elogios, cultivando un espíritu de camaradería. Este comportamiento también fue observado en el skater brasileño Felipe Gustavo, quien pidió al público que no abucheara a los adversarios durante los Juegos de París.
El futuro del skate japonés
En 2021, Momiji Nishiya, a los 13 años, ganó la medalla de oro en street femenino, con Rayssa Leal llevándose la plata. Nishiya destacó que su principal objetivo era divertirse e interactuar con los mejores skaters del mundo. Expresó su deseo de vivir en Estados Unidos, donde hay abundancia de parques de skate y es posible practicar en las calles, algo aún limitado en Japón.
El Los Angeles Times informa que Nishiya espera que se construyan más parques de skate en Japón. Tras el éxito en los Juegos de Tokio, el skate se ha vuelto aún más popular en el país. Hayakawa declaró a la AFP que el número de practicantes se ha triplicado desde 2021, con un aumento significativo en el apoyo de los padres a los jóvenes skaters.
Con este panorama, Japón seguirá siendo una potencia en el escenario internacional del skate, representando un desafío para Brasil en la búsqueda de una medalla de oro olímpica inédita.