


Arthur Ruiz, un prodigio brasileño de solo siete años, ha hecho un descubrimiento impresionante: un asteroide con potencial para colisionar con la Tierra. Este notable logro se produjo gracias al trabajo del equipo Theta Mensae, del cual Arthur forma parte.
El descubrimiento fue revelado en una publicación en el Minor Planet Center Harvard-Smithsonian y en el NASA Astrophysics Data System. La relevancia de este hallazgo generó gran repercusión, culminando en una transmisión en vivo promovida por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI). El evento contó con la participación del Dr. Patrick Miller, fundador del International Astronomical Search Collaboration (IASC-NASA), un programa de la NASA que fomenta la colaboración internacional en el análisis de asteroides y otros cuerpos celestes.
Arthur, miembro de la Asociación Mensa Brasil, descubrió el asteroide durante un proceso colaborativo con otros niños, incluyendo a Bernardo Leitão Teixeira, Benício Zenha, Alexandre Franchini Woo, Paulo Augusto Tomadon y Vitor Sena Ramos. Bajo la dirección del proyecto, los datos fueron analizados y el asteroide recibió la designación provisional 2024 JB 29, según los estándares de la Unión Astronómica Internacional (IAU).
En los próximos tres a cinco años, el asteroide pasará por un período de análisis más detallado para determinar su órbita y otras características importantes. Tras este período, la propuesta de nominación será sometida a la IAU, que tiene la responsabilidad de oficializar la nomenclatura desde 1922.
Arthur y su equipo formaron parte del programa Jóvenes Brillantes de Mensa Brasil, colaborando en el análisis de imágenes enviadas por los telescopios PANSTARRS 1 y 2, ubicados en Hawái. Este descubrimiento representa la segunda identificación de asteroide por científicos ciudadanos brasileños, siendo la primera realizada en 2014 por alumnos del Liceo Nilo Peçanha en Niterói, RJ.
Desde el inicio, Arthur ha demostrado habilidades excepcionales. Su padre, Daniel Ruiz, cardiólogo, observó que desde bebé Arthur mostraba una memoria y razonamiento por encima de la media. El interés precoz en bloques de construcción, juegos de memoria y libros desafiantes evidenciaba sus capacidades. Con solo dos años, Arthur ya sabía identificar letras y números, y su pasión por la astronomía surgió poco después.
A los tres años, mientras otras niñas y niños de su edad se dedicaban a dibujar, Arthur ya estaba escribiendo palabras y realizando cálculos matemáticos simples. Su aptitud para aprender y su facilidad con los idiomas fueron notables, llevando a su familia a investigar su potencial. A los seis años, una evaluación multidimensional confirmó que Arthur posee una alta capacidad intelectual, con un CI de 150.
Actualmente, con siete años, Arthur está en tercer grado de educación primaria y continúa destacándose en portugués, matemáticas y, especialmente, en astronomía y aeronáutica.
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