Indonesia, con más de 267 millones de habitantes, es reconocida como una de las naciones más densamente pobladas. Mientras la mayoría de los indonesios poseen cabello y ojos oscuros, en la remota isla de Buton, una tribu se distingue por una tonalidad azulada en sus iris que hipnotiza a quien los contempla.
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La raíz genética tras los ojos azules
Esta fascinante particularidad es producto de una condición genética llamada Síndrome de Waardenburg. La anomalía afecta aproximadamente a 1 de cada 42 mil personas, generando no solo pérdida auditiva, sino también cambios en la pigmentación de la piel y los ojos. Los afectados pueden tener ojos de un azul vibrante, o incluso heterocromía, donde un ojo es azul y el otro marrón o negro.
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Origen e impacto de la condición
Bautizado en honor al oftalmólogo holandés Petrus Johannes Waardenburg, este síndrome surge de mutaciones en varios genes que juegan un papel crucial en el desarrollo embrionario de las células de la cresta neural.