Richard Sandrak, conocido como el «Pequeño Hércules», ganó fama a los 8 años debido a sus impresionantes músculos. En ese entonces, se le otorgó el título de «niño más fuerte del mundo». Con el paso del tiempo, sin embargo, su vida dio un giro y, a sus 32 años, luce completamente diferente.
Nació en Ucrania en 1992 y se trasladó a los Estados Unidos a los 2 años. Su padre, Pavel Sandrak, un luchador de artes marciales, lo sometió a un régimen de entrenamiento riguroso. Así, con tan solo 8 años, Richard levantaba tres veces su propio peso, lo que lo convirtió rápidamente en una sensación. En 2004, su historia fue documentada en el filme «El Niño Más Fuerte del Mundo» y, en 2009, protagonizó una película con el mismo nombre.
Pese a la fama, Richard eligió un destino distinto. Después de años de entrenamientos intensos y una presión constante, tomó la decisión de transformar su vida. La detención de su padre por violencia doméstica, tras un altercado con su madre, marcó un punto de inflexión crucial. En ese momento, Richard rompió toda relación con él y abandonó el mundo del fisiculturismo.
Hoy en día, Sandrak se ha distanciado de la imagen que lo catapultó a la fama y de la presión que esta conllevaba. Se dedica a trabajar como doble en producciones de Hollywood y lleva una vida más equilibrada, alejado de entrenamientos extremos y de la atención mediática.
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En una entrevista con Inside Edition, Richard reflexionó sobre su infancia, admitiendo: «Miro hacia atrás y veo que muchas cosas podrían haber sido diferentes. La presión y los métodos que se usaron en mi infancia no eran saludables». Ahora, busca una vida tranquila, lejos de los reflectores que lo persiguieron desde su niñez.