Europa ha sido sacudida por una creciente invasión de la hormiga Tapinoma magnum, una especie que anteriormente se restringía a áreas como la cuenca mediterránea y el Medio Oriente. Ahora, esta plaga ha alcanzado países como Alemania, Francia y Suiza. Pequeñas en tamaño pero grandes en impacto, estas hormigas se han convertido en una seria amenaza para los residentes.
Originarias de Córcega, se han desplazado rápidamente por Francia, devastando infraestructuras e invadiendo hogares. Expertos señalan que erradicarlas es prácticamente imposible.
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Estas hormigas no sólo forman supercolonias de millones de individuos, sino que se expanden sin tregua en busca de recursos. No satisfechas con destruir paredes y pavimentos, también dañan cables de internet y electricidad, intensificando el caos en las zonas afectadas.
En Kehl, Alemania, la situación es aún más preocupante. Los residentes reportan ataques a niños y animales, mientras que los intentos de erradicación, como el uso de espuma caliente, han sido inútiles. Las hormigas regresan con más fuerza, llevando a algunas familias al borde de la desesperación, obligándolas a vender sus propiedades y huir de la invasión.
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El impacto psicológico es también profundo. Gregor Koschate, un funcionario ambiental local, destaca cómo estas hormigas han tomado el control de su vida cotidiana: «Afectan nuestras casas, nuestras propiedades. La gente se siente impotente, porque no hay nada que puedan hacer al respecto. Las hormigas dominan mi trabajo diario. Hasta sueño con ellas, es casi imposible no hacerlo», declaró a DW.
Aunque son resistentes a condiciones climáticas adversas, los expertos creen que el cambio climático, y en particular el calentamiento global, está facilitando su expansión.